"No hay tiempo para esperar y permitir el próximo genocidio, porque esto es un genocidio".

Así describe la Dra. Biayna Sukhudyan la situación en Nagorno-Karabaj, una pequeña región sin salida al mar situada entre Armenia y Azerbaiyán.

Durante décadas, armenios y azerbaiyanos han librado batallas mortales, y el bloqueo actual ha reavivado las tensiones.

"La última gran guerra en Karabaj tuvo lugar en 2020 y, en ese momento, Azerbaiyán conquistó la mayor parte del territorio alrededor del enclave", dijo a Faithwire Joel Veldkamp, jefe de comunicaciones internacionales de Christian Solidarity International (CSI). "Así que sólo hay una carretera que conecta a los 120.000 cristianos que viven en este enclave con el resto del mundo y está protegida por una fuerza de paz rusa".


"Soy neurólogo pediátrico. Junto con mi colega, tenemos muchos niños con epilepsia que tienen que tomar medicamentos anticonvulsivos para librarse de los ataques, pero ahora hay escasez de estos medicamentos", dijo Sukhudyan, señalando que también escasean los preparados para bebés. "Y no sólo estos medicamentos no están disponibles, sino también algunos analgésicos y antibióticos, así como la terapia hormonal, que es muy importante en situaciones agudas".

El bloqueo provocó una condena inmediata, y los críticos pidieron a Azerbaiyán que pusiera fin a la obstrucción.

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